A. Muñoz Molina, Ardor guerrero
29 gennaio 2008

Madrid, Alfaguara, 2006 (1ª ed: 1995)

Muñoz Molina narra en este fragmento de autobiografía su servicio militar en el País Vasco allá por los años 1979-80. Durante esa temporada, ETA mejora su eficacia en los asesinatos, que llegan a sobrepasar los cien por año. Así que a la atmósfera kafkiana del cuartel – donde siguen colgando los retratos de Franco de la misma forma en que en el centro de la bandera roja y amarilla sigue luciendo su bonita águila negra – se añade la confusa situación de una España que intenta afianzar una democracia recién llegada, al menos formalmente. Ardor Guerrero es, con El jinete polaco, la obra mejor del autor andaluz. Una disección del miedo y de la angustia en la que no faltan, por otra parte, momentos hilarantes, como la ocasión en que al futuro escritor le envían de oficinista en las cocinas del cuartel y descubre que tiene que inventarse completamente las cuentas. Final estremecedor.

Mientras leía el libro me acordé de una de la más perfectas definiciones que se han dado de la mili. La escribió Félix de Azúa en Historia de un idiota: “Esa Ciudad Ideal de hombres jóvenes separados de todo contacto sexual femenino, ordenados en castas puras y sin mediaciones, regidos por la más ideal de las representaciones (La Patria; o también La Madre), ocupa un tiempo vacío con una tarea inexistente, sin la menor finalidad práctica, y a un precio ruinoso.”

Vestito scomodo
16 gennaio 2008

El tiempo es como un traje que siempre me cae mal, se me queda corto y ando desesperado, o de pronto me sobra y no sé qué hacer con él.”
Antonio Muñoz Molina, El jinete polaco (1991)